Humedezco mis labios, siempre secos en las mañanas, con el recuperado recuerdo de las últimas palabras que me diste.
Aún con los ojos cerrados, respiro tu ausencia y despierto de a pocos a la añoranza de ti.
Tú lo sabes, a pesar de todo sigo pensándote como siempre y Gabriel García Márquez no ayuda en nada a mis determinaciones. Mis mañanas siguen siendo para ti.

Giorgione
Venus dormida
Óleo sobre lienzo
1507 - 1510
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