Sintió que la tristeza nacía otra vez. Salió del pecho y subió hasta la garganta, se hizo nudo ahí y así, anudada y raspando, siguió ascendiendo hasta llegar a los ojos y entonces, por ellos, empezó a desbordarla.
“Está todo muy bien, es solo que tengo muchas ganas de verlo. Cuando uno deja a alguien siempre es difícil. Solemos acostumbrarnos a ciertas personas, sobre todo cuando éstas nos hacen bien. Tal vez sea ese todo el misterio. Nada más normal y natural que el apego por alguien que lo trata a uno tan bien".
No hay comentarios:
Publicar un comentario